viernes, 12 de marzo de 2010

Mirada Introspectiva



Los ojos de la Esfinge ven hacia el interior de la cabeza, por eso su mirada es vacía al exterior, es el misterio de la introspección.   

Entrena tu mirada de modo que continuamente puedas ver y reconocer en el exterior, el reflejo de tu estado interior. Si haces esto y te adiestras en ello, puedes alterar el curso de los eventos en tu vida, ya que el mundo visible es regido por el mundo invisible, o dicho de otra manera, tu realidad exterior corresponde a tu realidad interior.

Todo tu trabajo ha de ser interno. La semilla germina en la profundidad de la tierra, crece a solas y en la oscuridad hasta alcanzar la luz. Una vez transmutada en árbol, brinda apoyo y sombra a todo el que esté cansado, y alimenta a todo el que tiene hambre.

Ahora bien, recuerda que el árbol sólo dará frutos de acuerdo a la semilla que hayas plantado; no exigas que un manzano de dátiles. Si quieres cambiar algo afuera primero transformalo adentro.

-El tonto cree que sus condiciones, circunstancias y entorno lo definen.
-El sabio sabe que sus condiciones, circunstancias y entorno lo revelan.

Ejercicio de introspección
  • Siéntate quieta(a), con los ojos cerrados, a solas y en silencio a la misma hora todos los días.
  • Torna tu mirada hacia dentro y aprende a observarte. Familiarízate con tu realidad interior
  • Haz esto sin juzgarte ni criticarte, completamente imparcial.
  • Permite que aflore cualquier sentimiento en ti, y vívelo. No reacciones, tan solo observa.
  • Evita soñar, fantasear, o alucinar con imágenes o sonidos placenteros, interesantes o llamativos durante el proceso de la práctica. Cada vez que te “vayas”, regresa a ti.
  • Mantente alerta, tranquila(o) y presente. Consciente a todo momento de tu respiración. Anclada(o) en el aquí mediante una atención incesante al flujo de la exhalación e inhalación, mientras sientes lo que tengas que sentir.
  • Continúa presenciando tu vida interior.
  • Cuando tu mente se canse sabrás que es hora de finalizar. Entoces profundiza tu respiración y siente todo tu cuerpo desde la coronilla de la cabeza hasta la punta de los pies, y respira como si todo tu cuerpo respirase, lentamente abre los ojos.

Poco a poco comienza a disciplinar tus pensamientos, tu habla y tus acciones durante el transcurso del día -tanto a solas como en compañía- para que haya más congruencia y menos separación entre tu realidad interior y tu experiencia exterior.







No hay comentarios:

Publicar un comentario