lunes, 1 de junio de 2009

Fitness Espiritual

Indiferentemente de la tradición espiritual que sigas o de la religión con la que te identificas, rezar antes de iniciar tu meditación es una gran manera de preparar la mente y el cuerpo para estar quietos durante el transcurso de esta. ¿Cómo orar y a quién va dirigida la oración?

Sencillo, va dirigida a vuestro Dios interior, y es más apropiado hacerlo con aires de agradecimiento que en tono de súplica.


El saludo a tu Dios interior debe ser sincero y dulce, realizado con modesta alegría y con la plena confianza de que te escucha. La oración más sencilla y eficáz que hay es ¡Ayúdame!. Ayúdame a meditar, ayúdame a hacer más sincera mi práctica, ayúdame a ser útil a los demás, ayúdame a aprender, ayúdame a ser consciente de tu presencia en mi. Pide que se despierte en ti y que tengas suficiente conciencia como para notar su prescencia y no dudes. Confía en que te va a ayudar y a guiar durante tu meditación, pide que te enseñe a respirar y a tranquilizarte. En el momento en que pides ayuda a tu plenitud interior ya estás siendo ayudado. Se fuerte y una vez que te sientes a meditar determina que nada ni nadie va a interrumpir tu práctica. Pide la fuerza de voluntad necesaria para llevar a cabo tu determinación y te será dada. Tu Dios interior es tu aliado y sabe de lo que careces antes de que lo puedas pronunciar; hazte fuerte.

En tu oración puedes pedir fuerza interna para mantenerte fiel a tu decisión de meditar.

Solemos ir al gimnasio para fortalecer nuestro cuerpo físico, alcanzamos gran volumen de masa muscular en los brazos, piernas y pechos, y gran firmeza en los gluteos y abdomen, pero internamente somos débiles. Seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez. Nuestra devoción es inestable, nuestra fé cambiable, y nuestra confianza en la providencia va y viene dependiendo de las circumstancias. La desconfianza a los procesos de la vida y el miedo al cambio nos invade a toda hora, cuando mucho somos fisicamente saludables, mentalmente confundidos y espiritualmente débiles. Es por ello que meditar es imprescindible en nuestras vidas.

La meditación es el gimnasio espiritual en donde nos hacemos fuertes internamente. Es a través de la meditación que la mente se aclara y se aquieta y desarrollamos nuestra fuerza interior, y la oración antes de meditar es la preparación que equivale al calentamiento y al estiramiento antes de hacer ejercicios o practicar algún deporte.

Muchas veces nos sentimos fuertes porque podemos levantar varias libras de metal o trotar por varias millas. Más en vista de la muerte, el peso de su presencia nos paraliza y no podemos dar ni un paso hacia ella. Y es tán solo ante ella que podremos vivir a plenitud, debemos ser valientes y darle la cara a la muerte para empezar a vivir, de lo contrario estaremos simplemente sobreviviendo mas no viviendo.

La meditación nos hace consciente de la muerte, nos va transformando y nuestro yo antiguo lleno de paradigmas va muriendo y empieza a aparecer nuestra esencia. Nuestro yo verdadero y eterno se hace cada vez más presente en nuestra vida a medida que meditamos con regularidad y constancia, y es así que podemos apreciar más nuestros dias y disfrutar de la vida.

Todas las pesas y caminadoras del mundo no nos alistarán para hacerle frente a la perdida de un familiar o de un amigo, ni tampoco para el cambio inesperado de un proyecto importante o para la perdida de un empleo o a una separación conyugal. Más el silencio, el desapego y la ausencia de juzgar constantemente que ganamos a través de la meditación, nos brinda un vehículo con el cual comprender y asimilar mejor el proceso de transformación y nuestra relación tanto con las cosas que nos rodéan como con nosotros mismos.

Es cierto que estar en buena condición física es indispensable para nuestra salud mental y emocional, el cuerpo es el punto de entrada para toda práctica espiritual, por eso sigamos yendo al gimnasio y cuidando nuestro cuerpo por medio de dietas saludables y ejercicios que nos mantengan flexibles, ágiles y fuertes. Más no obstante, si queremos gozar de una vida plena, no podemos obviar ni desatender las necesidades del espíritu, debemos hacernos fuertes tanto por dentro como por fuera para vivir un óptimo estado de salud integral. En nuestra realización no podemos tener una y descuidar la otra.

Meditar es el remedio ancestral que heredamos de los sabios maestros, hombres y mujeres, que han pasado por esta vida. Son abundantes las historias en distintas culturas que hablan de tiempos en donde humanos, dioses y semidioses habitaban el mundo y en donde la sabiduría eterna era alcanzada por medio de la meditación. Meditar es la prescripción celestial y la mejor terapia para aliviar y curar el sufrimiento mental, emocional y regular el sistema nervioso. Las dolencias físicas y no físicas, la angustia, el miedo, el estrés, las obsesiones, la ansiedad y la ignorancia, todos pueden ser efectivamente tratados a través de la meditación.

Estas historias ya sea que las creamos o no, reflejan la voz del sub-consciente colectivo de nuestra especie y de toda la creación. Son la voz del inconsciente universal transmitida a través de los tiempos y que mantiene viva las enseñanzas de las grandes almas acerca de la condición humana y de la existencia en este planeta. Las historias sagradas, leyendas, cuentos iniciáticos y parábolas encierran, despojadas de interpretaciones parciales, el patrimonio de nuestra humanidad, y se hallan todas recolectadas en un mismo libro, el único libro que importa leer. El libro en donde están escritas todas las respuestas y soluciones a cada una de tus preguntas e incógnitas, y al cual solo tienes acceso por medio de la meditación.

Es meditando que podemos abrir y leer las páginas sagradas que guardamos en el corazón. Nuestro interior es el libro más antiguo y sabio del mundo. Contenida en sus páginas doradas está toda la información que necesitamos para vivir nuestra vida en prosperidad, abundancia, paz, alegría, salud y armonía. Éste libro se abre ante nosotros para brindarnos su conocimiento cuando tranquilizamos la mente y el cuerpo, y nos susurra su verdad cuando guardamos silencio, revelándonos el propósito de nuestra alma ante la llama del saber primordial.

Practicando fitness espiritual es como fortalecemos nuestra voluntad, nuestra convicción y determinación, nuestro poder de desición, nuestra facultad creativa, nuestra seguridad y confianza, nuestro poder de intuición, y nuestra capacidad de acertar y disernir. Entreguémonos a la melodía silenciosa que todo lo sana y rindámonos a nuestro Dios interior, la inteligencia divina que reside en nosotros para que nos lleve por el camino de nuestra realización, el camino de la paz interior.

Elevemos nuestra conciencia por medio de la meditación, e invoquemos nuestra esencia a través de la oración, aceptando tanta sabiduría como nos sea posible asimilar cada día para reconocer y darle mejor uso a todas las habilidades, talentos, virtudes y dones con que nacimos. Acercándonos asi cada vez más a esa chispa inagotable de vitalidad y creatividad que todos llevamos por dentro.

Renuncia a ser víctima de una mente agitada. Tu puedes!

Medita y entrégate por completo a tu yo superior. Suelta las ideas preconcebidas que tienes de tí mismo y brota sin definición emergiendo desde tu centro. Desarrolla una postura comoda y firme al sentarte. Cultiva una estabilidad interna por medio de regular la calidad de tu respiración. Toma posesión de tus pensamientos y dirige tu atención a un sutíl enfoque interior, a la silenciosa presencia de tu propio Ser. Descansa tus emociones y vive la plenitud que está en ti. Siéntela en cada átomo de tu cuerpo, en cada celula, en tu sangre, en el tejido muscular, en tus vísceras, en cada poro de tu piel, en tu mente, en tu garganta, en tu sexo. Siente esta plenitud penetrar, impregnar y llenar los recónditos más profundos de tu totalidad, disuélvete en su corriente y fluye con ella y en ella. Eres paz, eres bienestar, eres dicha, eres música, vive tu gloria, vívete!

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